Bakú (Azerbaiyán), 18 de noviembre de 2024 – En una semana decisiva para la COP29 sobre cambio climático, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Susana Muhamad, destacó la necesidad de priorizar acciones concretas para alcanzar las metas establecidas en el Acuerdo de París y asegurar una transición justa hacia un futuro sostenible.
En su intervención en la mesa redonda ministerial de alto nivel sobre la ambición climática pre-2030, la ministra destacó tres acciones clave identificadas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) como prioritarias para la próxima década:
- La expansión de las energías renovables.
- La protección de la biodiversidad y los bosques.
- La reducción significativa de las emisiones de metano, especialmente en países productores de petróleo como Colombia.
Ante el lento avance de las negociaciones, la ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, reclamó acciones concretas y urgentes para cumplir los objetivos climáticos antes de 2030, destacando la importancia de la transición energética, la protección de los ecosistemas y la reducción de las emisiones de metano.
Muhamad subrayó que, aunque en la COP28 de Dubái se reafirmó el compromiso mundial de triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética, los avances no son equitativos. “El mundo desarrollado está consiguiendo triplicar sus energías renovables, mientras que el acceso a la energía en los países en desarrollo sigue siendo insuficiente. Necesitamos un paquete de energías renovables inclusivo que incorpore a las poblaciones más excluidas en la transición energética”, afirmó durante la COP29.
En línea con los esfuerzos globales para frenar el cambio climático, el ministro reiteró el apoyo de Colombia al Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, destacando su potencial para orientar la transición económica de los países productores de petróleo hacia un modelo sostenible.
Además, Muhamad destacó la necesidad de sinergias entre las convenciones de biodiversidad y cambio climático, instando a las partes a trabajar conjuntamente en mecanismos de financiación que reconozcan y recompensen los servicios ecosistémicos de los países con grandes reservas forestales. “Sin esos bosques, el problema climático sería mucho peor. Necesitamos recursos financieros para restaurar y preservar la naturaleza como cobeneficio para la adaptación”, añadió.
La ministra también reiteró la propuesta de reforzar las sinergias entre las convenciones sobre el clima y la biodiversidad con mecanismos financieros innovadores que reconozcan y recompensen los servicios ecosistémicos de las naciones con grandes reservas forestales.
Al concluir su intervención en el encuentro de la COP29, la ministra pidió a los ministros presentes que den prioridad a las recomendaciones del IPCC y trabajen en soluciones financieras innovadoras, como impuestos globales y alivio de la deuda, para garantizar la aplicación efectiva de las medidas urgentes.
La posición de Colombia refuerza el compromiso del país con una agenda climática ambiciosa que impulse un cambio estructural y sostenible a nivel global. La semana de clausura de la COP29 será decisiva para definir pasos concretos hacia el cumplimiento de los objetivos de 2030.
Colombia reitera en la COP29 que un nuevo pacto financiero debe redirigir la deuda soberana de los países hacia inversiones para enfrentar la crisis climática
En Bakú, donde se lleva a cabo la COP29 de Cambio Climático, la ministra de Ambiente de Colombia y presidenta de la COP16 de Biodiversidad, Susana Muhamad, destacó la urgencia de establecer un sistema financiero internacional que esté a la altura de la desafiante coyuntura climática, recalcando la importancia de invertir en adaptación, especialmente en marcos críticos, como inundaciones y sequías extremas, que tienen un costo anual de alrededor de 400 millones de dólares fuera del presupuesto establecido para responder a estas emergencias.
La Revisión Global de Expertos sobre Deuda, Naturaleza y Clima pretende analizar la interconexión entre las crisis de deuda, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, especialmente en las economías emergentes y en desarrollo (EMDC).
En la presentación del Informe preliminar del Grupo de Expertos sobre Deuda, Naturaleza y Clima, establecido por los gobiernos de Colombia, Kenia, Francia y Alemania, en el marco de la COP19 se expusieron diferentes recomendaciones para poder hacer realidad la visión de reformar la estructura financiera global, destacando: la necesidad de reformar los sistemas financieros internacionales para integrar mejor los riesgos asociados al cambio climático y la biodiversidad; y los países en desarrollo como Colombia deberían recibir mayores apoyos financieros, incluidas las condiciones de financiamiento preferenciales, para poder avanzar en proyectos de transición verde y aumentar las inversiones en resiliencia climática, entre otros.
En el caso de Colombia, esta revisión destaca cómo los altos niveles de deuda limitan las inversiones en soluciones climáticas y ecológicas, perpetuando un ciclo que exacerba las crisis ambientales.
“Es fundamental establecer soluciones audaces, incluyendo la creación de un pacto global que permita redirigir parte de las deudas soberanas hacia inversiones climáticas estratégicas. En ese sentido, no podemos permitir tener una crisis de deuda con una crisis climática juntas. Eso sería catastrófico para todos y muy difícil de recuperar”, afirmó la ministra Susana Muhamad.
En ese sentido, Muhamad recalcó el impacto negativo que conlleva la deuda externa con altos servicios de deuda sobre la capacidad que tienen los países en desarrollo para abordar los desafíos que impone el cambio climático y la conservación de la biodiversidad.
Es crucial reformar los marcos de sostenibilidad de la deuda para incorporar adecuadamente los riesgos asociados a la naturaleza y el clima, principalmente en países ricos en biodiversidad como Colombia, donde el capital natural representa tanto una oportunidad como un reto.
Durante su intervención en el evento de la COP29, la ministra subrayó la importancia de repensar la arquitectura financiera internacional y de la calificación asociada a la sostenibilidad de los países emergentes y vulnerables climáticamente con el propósito de que estos puedan financiar sus esfuerzos hacia un crecimiento verde y sostenible.