Cali (Colombia), 22 de octubre 2024. – A cualquier hora del día, en el concurrido cruce que comunica el CAM con la Plazoleta Jairo Varela, incluso los transeúntes más afanados dedican un segundo a contemplar la maloca de los pueblos amazónicos, edificación tradicional de las comunidades indígenas de la Amazonía, que ahora se alza junto a la Avenida del Río, en un extremo de lo que será el Distrito Guardianes de la Biodiversidad, ubicado en la Zona Verde de la COP16.
Para los locales, todo en la maloca de los pueblos amazónicos resulta atractiva entre el acostumbrado paisaje de cemento que circunda el Paseo Bolívar. Su arquitectura y material conjugan mucho mejor con la vegetación que oxigena el Parque central Río Cali. Armoniza con la naturaleza que sobrevive en el corazón de la ciudad.
La estructura de los pueblos amazónicos se encuentra en el espacio que tendrá durante el evento la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC), a la que pertenece Ernesto Che Mercados Jones, quien nos explicó que en el espacio se espera concretar el entendimiento de que los indígenas de la región amazónica “viven allí protegiendo los bosques, protegiendo las selvas, protegiendo los ríos. Sin ellos no existiría la Amazonía”.
Y, es que según datos de WWF señalan que los pueblos indígenas han contribuido a la conservación del 80% de la biodiversidad del planeta, y que más de la mitad de los bosques amazónicos en Colombia son habitados por comunidades indígenas. El Gobierno Nacional, consciente de este rol de cuidado, otorgó autoridad y competencias ambientales a estos pueblos dentro de sus territorios a través del Decreto Ley 1.275, firmado el pasado 15 de octubre.
Un atractivo turístico para los foráneos
Los peatones más curiosos se acercan a la maloca de los pueblos amazónicos, la rodean, se fotografían junto a ella, que en términos técnicos es un esqueleto de hierro cubierto de palma seca, con un perímetro circular de ocho metros.
Dos puertas rectangulares de madera, entrada y salida, que se miran de frente desde ambos extremos de la construcción. Adentro se experimentan la amplitud y el aire. Una ronda de banquillos de madera en el centro del suelo empedrado. Sobre ellos cae un triángulo de luz que se abre desde la única ventana, fija en la cima de la construcción, a siete metros de altura.
Un grupo de mujeres se organiza para tomar un retrato alrededor de la maloca, que pese a su sencilla infraestructura les transmite solemnidad y les llena de preguntas: “¿Qué es? ¿Una casa? ¿Un templo?”. Para los pueblos indígenas amazónicos es ambas y más; un escenario de conexión espiritual, un espacio comunal de decisión, una representación de la cosmogonía.
Laura Rico, directora de campañas de la ONG Avaaz, resaltó la importancia de la edificación de los pueblos amazónicos en el contexto de la COP16, en tanto “la maloca es el símbolo más claro y establecido del gobierno indígena amazónico en Colombia (…) puede interpretarse como una forma de decir “vamos a participar en esta cumbre, en este espacio, y somos autoridad, somos gobierno”.
Además, Rico destacó la concertación del Gobierno Nacional para coordinar los espacios de estas organizaciones en la Conferencia: “la ministra Susana Muhammad y presidenta de la COP 16 tiene que sentirse muy orgullosa del proceso de socialización que ha hecho para llegar a la COP, que ha implicado conversaciones muy importantes y permitir que diferentes sectores de sociedad civil aporten. Y dentro de esas conversaciones, los pueblos indígenas han tenido un rol muy importante”.
Casa de los pueblos amazónicos
Bajo el sol caleño del mediodía, amortiguado por los árboles del Parque, la maloca de los pueblos amazónicos busca sostener una frescura acogedora, pensada para recibir hasta 30 personas simultáneamente. El espacio estará abierto al público, que podrá aprender sobre las costumbres de las comunidades amazónicas, las amenazas que enfrentan sus territorios y las iniciativas que adelantan.
El próximo 26 de octubre se realizará allí el “mambeadero”, un conversatorio tradicional donde abuelos indígenas amazónicos, y de otros pueblos del mundo que se quieran sumar, plantearán un espacio de “conexión con la Madre Tierra” en el que buscarán demostrar “que es posible vivir en armonía con nuestro planeta”.
Tras un pequeño camino divisorio, los visitantes podrán pasar del espacio de la OPIAC al de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), que según explica Pacha Kanchay, indígena yanacona y coordinador nacional del consejo de sabios y sabias de la organización, congrega a 9.000 autoridades de los 115 pueblos indígenas colombianos en 5 macroregiones.
Concluye esta autoridad diciendo que es muy importante que la maloca esté presente, dado que es el lugar desde el que se instruyen los principios de cuidado y Peace with Nature” en las comunidades indígenas:
“Las casas de pensamiento son para nosotros los lugares en donde se transmite el conocimiento. Todos los pueblos tenemos: tambo, tulpa, jaibandé, chunzuá, kankurua, maloca, ananeco, yachay wasi. Diferentes nombres para expresar ese lugar sagrado donde se hace justicia, donde se orienta administrativa, cultural, tradicional, espiritualmente. Es desde ahí donde nuestros abuelos con sus fuerzas, su claridad y su poder tradicional, orientan el pensamiento generación tras generación”.